Como es escuchar el Claro?

Vivir en el bosque me enseñó a escuchar de otra manera. No hablo solo de oír sonidos, sino de prestar atención a lo que hay detrás de ellos. Para mí, escuchar es un acto de presencia, una forma de estar en el mundo sin prisa y sin presión.

Cuando camino por el claro, dejo que mi atención se abra. No busco nada, simplemente permito que las cosas me encuentren.

El crujido de una rama me muestra cómo se mueve el bosque.

El canto de un pájaro me dice en qué punto del día estoy.

El viento, según su dirección, me habla del clima, del cambio, del movimiento interno y externo.

Escucho con todos los sentidos, no solo con los oídos.

A veces es una vibración, una sensación en el pecho, una intuición que aparece sin explicación.

Otras veces es un pensamiento que llega como si alguien lo hubiera susurrado cerca, pero sé que viene de mí misma, de esa parte que se despierta cuando estoy en silencio.

He aprendido que escuchar no es interpretar, ni buscar señales en cada cosa.

Es simplemente prestar atención sin intentar controlar nada.

Cuando lo hago, entiendo mejor lo que necesito, lo que siento, lo que quiero crear.

En el bosque, el silencio también habla.

Y ese silencio me recuerda que no necesito grandes rituales para conectar con algo profundo.

Me basta con detenerme, respirar y permitir que el entorno me atraviese.

A veces escucho con los pies —cuando noto la humedad del suelo o la firmeza de una raíz.

Otras escucho con la piel —cuando el aire cambia de temperatura y me anuncia una transición.

Y casi siempre escucho con la intuición —esa voz interna que, aunque sea suave, siempre sabe por dónde caminar.

Así es como escucho.

Sin prisa, sin expectativas, sin buscar mensajes escondidos.

Solo estando presente y dejando que el bosque, de alguna manera, me hable.

Con cariño…

✨Lunethe Sylva✨