Las calaveras: Guardianas del umbral entre mundos
- Lunethe Sylva

- hace 2 días
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Hay símbolos que no gritan, susurran.
La calavera es uno de ellos.
A primera vista habla de muerte, pero en los caminos antiguos jamás fue un final. La calavera es semilla, recuerdo y portal. Allí donde la carne desaparece, la esencia permanece. Por eso tantas culturas la veneraron como un objeto sagrado y no como una amenaza.
En Mesoamérica, las calaveras eran altares de memoria viva: recordatorios de que la muerte no rompe el hilo, solo lo transforma. En Europa, las brujas las colocaban en sus espacios rituales como guardianas del conocimiento ancestral. En la alquimia, la calavera simboliza la nigredo, la fase oscura donde todo se descompone para volver a nacer.

Espiritualmente, la calavera nos enseña una lección poderosa:
Todo lo que eres sin máscaras
Sin nombre, sin rol, sin miedo. Solo verdad.
Trabajar con calaveras —en ritual, meditación o como objeto simbólico— ayuda a cortar ilusiones, a enfrentar la sombra con valentía y a honrar a quienes caminaron antes que nosotros. Son maestras silenciosas que nos recuerdan que el tiempo es sagrado y que la vida merece ser vivida con presencia.
Colocar una calavera en tu altar no invoca la muerte.
Invoca la claridad y la memoria, pero sobretodo,
invoca el valor de mirar de frente lo eterno.
Porque cuando comprendes a la calavera, comprendes esto:
Morir es cambiar de forma
Recordar es mantener el fuego encendido
Y tú, ¿qué dejarías cuando solo quedara tu esencia?




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