Tarot: Ecos antiguos entre las hojas del bosque

Cuando el viento del bosque susurra entre las ramas, trae consigo historias viejas... historias de símbolos, arcanos y caminos entrelazados. Así nació el tarot: no como un manual rígido, sino como un lenguaje secreto entre la intuición y el mundo invisible.

Nadie sabe con certeza dónde brotó su raíz primera. Algunos dicen que surgió en los salones europeos del siglo XV, disfrazado de siemple juego de cartas. Otros aseguran que su alma es más antigua, tejida con sabiduría viajera, mercaderes errantes y misterios que cruzaron continentes. Yo, la Bruja del Claro, prefiero creer que nació en un cruce de senderos: donde los humanos buscaban señales y la noche ofrecía símbolos como luciérnagas.

En sus inicios, las cartas no se empleaban para adivinar el futuro. Eran un espejo. Un modo de meditar, de explorar los ciclos de la vida, de comprender la sombra y la luz que habitan en cada uno. Con el tiempo, quienes sabían escuchar comenzaron a usarlas como herramienta oracular: no para dictar destinos, sino para iluminar posibilidades.

Como cuando enciendo mi hoguera bajo la luna y observo cómo las chispas suben hacia el cielo, cada una mostrando una dirección distinta.

Pero el tarot, como todo aquello que toca lo profundo, ha sido controversial. Durante siglos, las cartas fueron temidas por algunos y veneradas por otros. Se las acusó de brujería, de superstición, ,de engaño, porque hablar de intuición es desafiar el orden rígido del mundo.

Porque aceptar que existen mensajes sutiles - en imágenes, en símbolos, en silencios - es recordar que no todo puede medirse ni controlarse.

Aun así, las cartas han sobrevivido. se han transformado. Han sido quemadas, prohibidas, rescatadas y reinterpretadas. Y hoy, cuando las extiendo sobre mi mesa de madera, siento en ellas la respiracion de quienes las sostuvieron antes: artesanos, ocultistas buscadores, soñadores etc..

El Tarot no es un dicatador del destino. Es un compañero. Un sendero marcado con piedritaluminosas. Una vonversación íntima con la parte de ti que ya sabe las respuestas... aunque aún no se atreva a pronunciarlas.

Así cuando abras un mazo, recuerda: no estás consultando un futuro fijo, sino escuchando un eco antiguo que resuena entre los árboles del Claro.

Con cariño…

✨Lunethe Sylva✨